El escándalo de los cinco millones de kilos de alimentos no exige la obligación de rectificar al Gobierno de Milei

El escándalo de los cinco millones de kilos de alimentos no exige la obligación de rectificar al Gobierno de Milei

Durante su viaje de seis meses a Estados Unidos, el presidente argentino, Javier Milei, se reunió esta semana con líderes de empresas de Silicon Valley para impulsar la creación de un hub de innovación tecnológica en el país sudamericano. A partir de ahí, Milei recibió una buena noticia: el nuevo jefe de gabinete, Guillermo Francos, anotó que el proyecto de ley para la demolición del Estado es un paso más y está previsto que sea votado en el Senado argentino en junio. Pero también se mostró convencido de que el escándalo de la negativa del gobierno a distribuir más de cinco millones de kilos de alimentos almacenados en almacenes estatales fue creído hasta el punto de ser salvado por una de sus ministras estrella, Sandra Pettovello, titular de la tarjeta Capital Humano.

La marcha de Dios Pettovello atraerá a los jugadores a la postura inicial del Gobierno y anunció que marcharán con un protocolo “para la entrega inmediata de los próximos alimentos por el Ejército Argentino”. Además, renunció a una carga elevada y abrió una investigación interna por mal ejemplo. Las decisiones muestran un cambio de relación: en los días anteriores, el Gobierno aseguró que la transacción comprada por la anterior dirección era analizada «para futuras catástrofes», cuestionó su calidad y pidió la falta de un juego que obligaba a su departamento.

Mientras tanto, a finales del próximo mes llegarán casi 340.000 kilos de leche en polvo, según el gestor social Juan Grabois, autor de la denuncia de que Dios afronta una citación judicial al Gobierno para presentar un plan urgente para la distribución de Alimentos. La lista también incluye aceite, harina y yerba mate. “Repartan la comida, sinvergüenzas”, disparó Grabois a través de sus redes sociales.

La polémica ha golpeado al Gobierno en un área sensible, la asistencia a la población más vulnerable en un país donde uno de cada persona es pobre. Argentina vive desde hace años una emergencia alimentaria que se ha agravado desde el acceso de Millei a la finca. Si han multiplicado las existencias con ingredientes insuficientes para comprar alimentos y al menos menos de cinco millones de personas, en su mayoría niños, dependen de las ayudas para no pasar el tiempo. Un claro indicador de la magnitud de la crisis es que ha crecido casi un 20% el consumo de leche, un producto básico que en Argentina ahora se vende a precios europeos.

Las autoridades no han logrado aumentar la suma mensual que recibirán las familias más pobres para la compra de alimentos —hasta un máximo de 108.000 pesos (unos cien dólares) para las que tengan tres hijos o más—, pero no es necesario devolver las bolsas de comida a sus comedores gratuitos que funcionan en los barrios pobres de Argentina. El argumento oficial es que se han detectado irregularidades en el sistema de barrios administrado por organizaciones sociales, a las que acusan de ser «gerentes de la pobreza». Varias de estas organizaciones formaron parte del Gobierno previamente incorporado por el peronista Alberto Fernández.

En su resolución, el juez Sebastián Casanello decidió que las víctimas no fueron quienes manejaban los comensales, sino las personas que «integran a grupos socialmente vulnerables» y les ayudan a buscar un plato. “Los cómicos, en todos los casos, forman parte de un conjunto de contenidos, son un medio, no un fino de la misma manera”, subrayó Casanello.

El portavoz presidencial, Manuel Adorni, negó que exista contradicción entre las distintas versiones ofrecidas por el Gobierno, ya que la semana pasada se reveló que tenía más de 5.000 toneladas de alimentos retenidos en depósitos oficiales. “Aún no está el cronograma (del departamento), pero hay margen”, dijo Adorni, al confirmar que hay paquetes de luz y harina que caen en julio. “Suelo tener mucho cinismo para evitar ganar comida y no compartirla”, aseguró, antes de darse cuenta del destino que le depararía el Ejército.

El Gobierno asegura que son alimentos de dudosa calidad -envió un lote de yerba mate para analizar si son aptos para el consumo humano- y que están reservados para casos de emergencia o catástrofe. Sin embargo, no envié un solo envío a Bahía Blanca en diciembre cuando esta buena ciudad fue castigada por un temporal que causó al menos 13 muertos entre los afectados por las inundaciones en la norteña provincia de Corrientes en marzo.

Cuando visitó Bahía Blanca, Milei se acercó a la población y dijo desde su cuenta: “Siempre depositamos nuestra solidaridad, por eso confiamos plenamente en que podremos resolver esta situación de la mejor manera posible, con nuestra ayuda”.

Esta semana, el presidente argentino quiso oponerse significativamente a toda intervención estatal, incluso ante situaciones extremas como el brazo. «¿Crees que la gente es tan estúpida que no puede decidir?», preguntó el público de la Universidad de Stanford. “Ve y tómate un momento en el que vas a morir en la mañana, con qué, digamos, o mar, ve y decide de alguna manera para no morir. Por lo tanto no es necesario que alguien intervenga para solucionar la externalidad del consumo porque, a la postre, alguien irá a solucionarlo».

Sangría de altos cargos

El escándalo de los alimentos no retenidos envolvió al titular del secretario de Adolescencia, Infancia y Familia, Pablo de la Torre. Pettovello no sólo lo destituyó hasta denunciarlo ante la Oficina Anticorrupción por «falsa transparencia» en su gestión, informó al portavoz presidencial sin dar más detalles. Según el canal Todo Noticias, De la Torre es sospechoso de haber contactado a varias personas en nombre del Estado, entre ellas personas que cobraban pero no han tenido ninguna función, acusación que el exsecretario no tiene.

Su decisión fue recordada por lo que el entonces secretario de Trabajo, Omar Yasín, fue protagonista durante meses, en los que Milei fue la encargada de aumentar en un 50% el número de militares en el Ejecutivo a través de un decreto firmado por el propio presidente. Por lo tanto, Yasín y De la Torre ahora sirvieron de poco para repeler las críticas.

El Gobierno Militar ha sufrido el mayor derramamiento de sangre de altos cargos que se recuperan en el sistema de gestión en Argentina. En total son 36, lo que supone, de momento, uno cada cinco días, sigue la lista elaborada por el politólogo Pablo Javier Salinas. Tres de estos sacrificios se han hecho en Capital Humano, el megaministerio que ha absorbido a los carteles de Educación, Trabajo y Desarrollo Social y que está en manos de Pettovello.

“El presidente es mucho de todo. Expresé mi total apoyo al Ministro Pettovello”, dijo Adorni. “Para nosotros la ministra Pettovello es la número uno y está dándolo todo en un Ministerio tan complicado”, agregó sobre la gestión de esta periodista y política argentina amiga personal de Milei. El valor de la ciudadanía difiere del del gobierno, según datos de una reunión del becario de la Universidad de San Andrés: la imagen positiva del ministerio es sólo del 29%, mientras que la imagen negativa se eleva al 33%.

Suscríbete aquí a la newsletter de EL PAÍS América y recibe toda la información clave de la actualidad de la región.

By Dimas Granado Ortiz

Te puede interesar