La llegada del ultraderechista Javier Milei a la Casa Rosada inaugura una nueva era en las relaciones de la Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Representantes del organismo llegaron a Buenos Aires para negociar una posible devolución del apoyo que Argentina mantiene con el Fondo desde 2018, cuando el conservador Mauricio Macri se quedó con 44.000 millones de dólares, y el plan de pagos firmado en 2020 con el peronista Alberto Fernández. . El organismo financiero comenzará a reunirse este día con los equipos técnicos y la reunión con funcionarios del Gobierno, que estaba prevista para hoy, será postergada para el lunes, según promedios nacionales. Milei me confió que la negociación no tendrá éxito porque la respuesta al gas que usted solicitó es «más dura», según su justa valoración, que la del FMI. La dificultad del Fondo es si la ultraderecha podrá poner en práctica este plan ortodoxo y comercial, que encuentra resistencia en las calles y choques contra el Congreso y los tribunales.
Argentina debe saldar la deuda de 44.000 millones de Macri que pronto se volvió impagable para el país. El gobierno de Fernández, que sucedió a Macri, acordó un nuevo plan de pagos para el intercambio de una serie de metas fiscales y monetarias. El programa actual es su última revisión aprobada en agosto. El Fondo consideró que Argentina no había tenido acceso a las metas, pero autorizó un nuevo desembolso por su valor, haciendo que el endeudamiento se debiera a una “sequía sin precedentes ya desviaciones de las políticas”. Ahora está a la espera de una nueva revisión que deberá hacerse en diciembre y que quedará supeditada al legado de Milei en el poder.
La actual administración cree que debido a que el país “no cumplió los objetivos”, el resultado de 2020 “prácticamente cayó”. Pero formalmente no está y los representantes del Fondo se reunirán con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, con el ministro de Economía, Luis Caputo, con las autoridades del Banco Central y con los equipos técnicos para «reabrir» el negociaciones, según informó el portavoz presidencial, Manuel Adorni. El Gobierno no mencionó la posibilidad de deshacerse del dinero actual, que se acabó en septiembre, para firmar uno nuevo y descartó la liga de nueva financiación. Varios analistas consultados por EL PAÍS consideran que estas opciones «no son muy factibles», aunque no hay certezas. El orden del día de la reunión “no está predefinido”, aseguró Adorni.
La reunión del mes así prevista será la primera reunión en Buenos Aires de funcionarios de este gobierno con representantes del Fondo desde que se reunieron en Washington en diciembre. Kristalina Georgieva, titular del Fondo Monetario Internacional, dijo que el organismo está “muy interesado” en apoyar en Argentina. Georgieva se ocupó de una conversación por videoconferencia con Milei en los días previos. “El Fondo fue colaborativo”, aseguró el presidente en un mensaje en la red social X y definió la charla de como “excelente”. Por eso y por la profundidad del ajuste que Milei ya se ha animado a implementar -devaluar la moneda un 50% y anunciar la proporción de subsidios al transporte y la energía, entre otros medios-, el Gobierno confía en tener la respuesta. del FMI.
Un agradecimiento positivo permitirá al gobierno fortalecer la balanza de pagos, actualmente comprometida, y enviar un mensaje a los inversores internacionales. Algunos analistas, sin embargo, han señalado que la ortodoxia del programa económico de Milei, que en parte se apoya en medidas impuestas por decreto o aún no aprobadas en el Congreso, puede provocar diferencias con el FMI.
“El Gobierno debe hacer un compromiso para implementar las reformas que propone”, dice Pablo Nemiña, investigador en economía política del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), de la Universidad de San Martín y de la Facultad Latinoamericano de Ciencias Sociales (Flacso). Pero no lo entiendo, agrego: “También hay que demostrar que la política es sostenible, y eso es lo que se puede implementar porque tiene cierto grado de efectividad”. En economía, explica, si tú lo dices. propiedadquién vendería la “propiedad o control” que un país ostenta sobre el corazón.
Aquí es donde Milei tiene un problema. Aunque el ultraderechista ganó por segunda vez con el 56% de los votos y el protagonismo popular sigue siendo amplio, su partido, La Libertad Avanza, está en minoría en el Congreso. El proyecto de ley presentado con más de 600 medidas para reformar el sistema político, económico y social argentino deberá superar el obstáculo legislativo. También deberá emitir el megadecreto que impuso más de 300 reformas y que fue sometido a la justicia «inconstitucional» -un tribunal suspendió parte de este decreto esta mañana-. Las calles presentan otro interrogante: ciudadanos de distintas partes del país han acudido a denunciar los casos diarios y la principal central sindical del país, la Confederación General de los Trabajadores, los ha convocado a una asamblea general para el 24 de enero.

No creo que obtener ayuda en la escuela secundaria sea la clave para forjar el vínculo entre las dos partes. “Siempre se puede reformar. Pero es necesario involucrar a la sociedad y al gobierno y debemos estar preparados para garantizar que sus ideas se adapten. Si cree que la empresa se muestra equívoca, debe convencerlos. Por eso existe una herramienta extraordinaria que se llama política”, afirma.
“El FMI es más político y sabe que es necesario tener algún tipo de negociación que permita avanzar en estas reformas que de alguna manera contengan a los sectores involucrados”, dice Francisco Cantamutto, doctor en Ciencias Sociales con especialidad en Economía e investigador del Conicet. Cantamutto explica: “Si el Fondo acepta una posición ideológica como la del Gobierno de Mileto, corre el riesgo de que el programa colapse muy rápidamente si la sociedad no puede tolerarlo. A cambio, si exigen un programa más pequeño, pero más viable socialmente, apoyaré las demandas del propio Gobierno. Nos enfrentamos a una situación relativamente nueva, que el FMI debe estudiar con detenimiento».
A este intento le seguirán otras etapas. Mientras negocian las partes, el calendario de pagos argentino con el Fondo sigue el camino preestablecido. Después de que el FMI frenó los desembolsos tras la derrota del oficialismo en las elecciones de noviembre, el Gobierno de Millet acordó un nuevo préstamo con el Banco de Desarrollo de América Latina-CAF de 960 millones de dólares para atender las solicitudes de diciembre. Se espera que el país pague cerca de 7.300 millones de dólares este año. La primera reunión es este lunes día 9 y la segunda una semana después, el día 16, por un total de 1.900 millones.
Sintonización con el Fondo
El FMI intervino en la economía argentina durante períodos de gobiernos democráticos y dictaduras, con administraciones liberales o proteccionistas. El presidente Juan Domingo Perón se incorporó a la lista de asociados del organismo cuando fue creado en 1944 porque lo consideraba «un nuevo engendro putativo del imperialismo». Pero diez años después, el general Pedro Aramburu obtuvo el primer crédito al transferir el poder en un golpe de Estado en 1955. Enriqueció la historia de las reuniones y descendencia del país con el FMI, señal de que los argentinos asociados se están adaptando de manera impopular y profunda. crisis económicas y sociales, como la crisis de las vallas de 2001 y el cese de pagos de una deuda externa de 144.000 millones de dólares.
En 2006, con el presidente peronista Néstor Kirchner zanjó la disputa con el Fondo e inauguró una era de distanciamiento. La organización ubicó su taller en Buenos Aires y Argentina el cual está exento de revisiones periódicas de sus técnicos. Durante 15 años, el país no ha recibido asistencia. Hasta 2018, poco antes de llegar a su mandato, Macri hizo una nueva remontada.
La época que inició Milei, más ortodoxa y comercial, “está alineada con la estrategia de gobiernos neoliberales que pasaron antes por Argentina, pero desde una posición ideológica más extrema y corresponde a la derecha”, dice Cantamutto. El economista destaca dos particularidades. Una es la “posición de severa debilidad política” que ocupa Milei en el Parlamento y la otra es “un escenario internacional distinto”. “Ahora estamos por delante del mundo unipolar del siglo XX. La hegemonía global de Estados Unidos ha chocado con el ascenso de los BRICS en China”, afirma.
Nueva estrategia geoeconómica
Argentina ha anunciado formalmente que no participará en BRICS, la alianza económica integrada de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica a la que Argentina se unió en agosto. La decisión está en línea con la visión de Milei, que defiende la cercanía de su Gobierno a Estados Unidos, Israel y «el mundo libre» en general, alejado de los países que considera «comunistas». En esta lista de prohibidos está China, pero también Brasil. “Esto influye en la relación con el Fondo Monetario, que tanto influye para Estados Unidos”, dice Noemí Brenta, doctora en Economía de la Universidad de Buenos Aires y autora del libro Historia del gesto exterior de la dictadura en nuestros días. «Asumo que el Gobierno está jugando este reposicionamiento exterior como una forma de ejercer presión para recibir un trato más favorable por parte del Fondo», añade.
Brenta, sin embargo, ve «difícil» que el Fondo aporte financiamiento argentino adicional al acuerdo que finalizará en septiembre de 2024. «El consenso con el Fondo ya se elevó al 84%. No podemos esperar mucho más que estos 7.000 millones de dólares [que restan]. Esto va a servir para pagarles al mismo fondo”, vale. Luego continúa: “¿Qué otras opciones tiene el gobierno financiero? Sin montañas importantes. Ya ha enfriado las relaciones con China y China ha negado la activación del nuevo tranvía de intercambio [intercambio de divisas], por lo que no podemos contar con esto. Los fondos que podemos prestar a otros organismos –CAF, Banco Mundial, BID- son inferiores a la necesidad de financiamiento externo”. La deuda externa argentina asciende a casi 300.000 millones de dólares.
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