Una multitud de jóvenes abatidos se encontraban por la noche en el centro de la ciudad de Córdoba, en el corazón de Argentina, para escuchar a Javier Milei por última vez antes de las elecciones presidenciales de Domingo. Milei llenó los estadios de Buenos Aires, convocado por kilómetros en caravanas por el norte y centro del país, pero nunca escuchó hablar de estos juegos. Córdoba, paralizada desde la mañana a la espera del candidato ultraderechista, acogió con entusiasmo la posibilidad de saber a Milei que la privatización de la salud o la educación no le da ninguna influencia, que no le interesa si su candidata a vicepresidenta, Victoria Villarruel, Ataca el consenso de la democracia, que tiene 40 años, que no les asusta a sus candidatos que proponen privatizar ríos y mares o dejar que padres irresponsables ignoren a sus hijos. Sus detractores han reñido con sobra argumentos para decidir que Milei es un acto de fe. Por otra parte respondió desde Córdoba: “¿Dónde te digo, por qué salto al vacío? ¡Nos vamos al infierno!”.
Milei subió al lugar en plena noche, pasó en una camioneta por una avenida llena de banderas con su nombre. Sudando mucho porque insistía en usar dos chaquetas, pesando 27 grados en una primavera tardía en Córdoba, compartía sus brazos entre la gente mientras jugaba una y otra vez. rock and roll lo cual también resulta apropiado en contraste con la banda que lo canta: “Por favor, no huyan de mí, yo soy el rey de un mundo perdido”. En el escenario lo esperaban Victoria Villarruel, el hombre de influencia Quien hizo carrera atacando al feminismo y a la comunidad gay, Agustín Laje, algunos de sus legisladores electos y una invitada sorpresa: Patricia Bullrich. “Javier, te tocó el turno”, dijo el excandidato del expresidente Mauricio Macri, quien hizo implosionar la vieja alianza de centroderecha para aliarse a los ultras. “Esto es lo que encontraste como opción de intercambio. Con patriotismo te acompañamos, Javier, para que seas el próximo presidente de los argentinos”.
La provincia de Córdoba puede ser fundamental para inclinar la balanza a favor de Milei frente al candidato y ministro peronista, Sergio Massa, este domingo. En el segundo distrito electoral del país, caracterizado por su pasado histórico volcado hacia el peronismo nacional líder durante cerca de dos décadas por Cristina Fernández de Kirchner, el voto cordobés puede darle la presidencia a Milei si la elección que realizó la reunión de Massa es correcta, como se ha centrado en las preguntas. Argentina está dividida en 24 distritos electorales, pero casi la mayoría de los electores (45,7% del máster) se agrega sólo entre las provincias de Buenos Aires (37,04%) y la de Córdoba (8,66%).
Buenos Aires es un bastión del peronismo, que obtuvo su gobierno en las elecciones de octubre con un 45%, pero su cola de votantes ha sido históricamente baja. En Buenos Aires se optó por proceder directamente sin una segunda visita, y los candidatos Milei y Bullrich, que negaron la universidad esperando que el otro fuera quien inclina la cabeza, terminaron sumando el 50%. Si Milei registra distancias con el peronismo en Buenos Aires, los ojos de toda la Argentina quedarán en Córdoba.
Córdoba es considerada peronista, pero de un peronismo insurgente al hegemónico y atravesado por dos personas con Cristina Fernández de Kirchner: un proyecto que en 2008 tendría que sufrir impunidades sobre las exportaciones agrícolas de hasta el 45%, si se implementa por decreto en marzo. de ese año y terminó cayendo cuatro meses después de las protestas; y la negativa del mismo Gobierno, en diciembre de 2013, de enviar a la gendarmería nacional mientras Córdoba vivía noches de saqueos y violencia en medio de un tinte político que exigía mejores salarios.
“Durante dos años la sociedad cordobesa rompió definitivamente con el kirchnerismo”, afirma el politólogo Federico Zapata. Massa, primer gran enemigo y último aliado del expresidente, no podría haberse definido como kirchnerista, pero la alianza a la que sumó en 2019 permanece con él. “Sergio Massa tiene unas elecciones complicadas en Córdoba”, afirma Zapata. Si puede sumar 30 puntos sería una gran elección”. En la primera votación, el 22 de octubre, el candidato peronista quedó cuarto, con el 13,4% de los votos. Milei llenó el 33,5%.
El candidato de último momento, elegido en 2021 en la ciudad de Buenos Aires, se ha pasado la vida recibiendo burlas por ser pérfido como aspirante de un excéntrico grupo ultraliberal de la capital para capitalizar su fuerza en los extremos del país, especialmente en el centro agrícola y el norte andino. A Zapata no le sorprende la mano que ha tenido la ultra en esta provincia. Córdoba, a cuyas puertas vota su peronismo desde hace dos décadas y en las últimas elecciones nacionales fue elegida con mucha fuerza por Mauricio Macri, es un menú caracterizado por conservadores y liberales, pero el político no ve que sean “identidades dinámicas”. haber ingresado al juego en esta elección. “Milei aprovechó muy bien el alcance a la clase política en general. Ahí obviamente entra en juego la resistencia al kirchnerismo, pero también en el escándalo de Macri”, afirma. “La Cordobesa es una empresa que ha sentido mucho ataque en su agenda económica por parte del gobierno Kirchner ya que Macri no le ha dado una solución”.
Macri calificó al ultraderechista con un poderoso similar: apoyarle es como saltar de un auto que acelera hacia una muerte segura. Pero puso su fuerza territorial al servicio de Milei de cara a las elecciones del domingo. Muchos votantes querían que Milei lanzara un desporicando contra “la casta política” y terminara pactando con la mitad de ella, pero para muchos cordobeses la alianza es un motivo más para votar por ella.
“Macri era un sueño porque desconfiaba de los cambios que tenía que hacer”, dice Victoria Moreno, una arquitecta de 30 años, que reconoce que Macri “ha devuelto la Argentina al mundo” y que espera que Milei vuelva a Senda mientras “el kirchnerismo es amigo de dictaduras como Venezuela”.
Pedro Gatica, estudiante de Derecho desde hace 20 años en la Universidad Nacional de Córdoba, ha decidido que no podrá votar este domingo porque se ha quedado estancado en su provincia natal, San Luis, pero que convocará a las circunscripciones para monitorear el proceso. votos Milei sean contados. “La privatización de la educación era un plan de largo alcance”, justifica la pregunta obvia. “Lo veo bien con Macri”, dice Gatica, “aporta seriedad y política fuerte para enfrentar a la oposición peronista”.
Psicólogos, economistas, empleadas comerciales, costureras y madres que escuchan a sus pequeños a mi lado tienen opiniones similares. Eugenia Carranza, ama de casa de 40 años que alterna varios trabajos, dice: “Antes votamos lo que querían nuestros padres, el peronismo, ahora votamos por nuestros hijos, por nuestra libertad”. Azucena Martínez, una empresaria textil de 28 años del norte andino de Argentina, dijo que anteriormente votó por el voto trotskista por “su empatía con los trabajadores y los pueblos indígenas”, pero que cantó de Milei la segunda vez porque de la devaluación del peso y la inflación comenzó el aborrecimiento que tenía de iniciar su negocio. “No pude invertir la plata y me estanqué”, dice junto a sus hijas de ocho y seis años. “Quiero cumplir nuestros sueños”.
“Les pido que este domingo mi corazón no esté a la altura de la esperanza. Esa esperanza es la triunfante”, les dije a Milei a todos.
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