Las películas la han recreado una y otra vez, aunque hay pocas fotos de uno de los lugares con el acceso más restringido del mundo: la situation room, la sala de crisis de la Casa Blanca, en el sótano del Ala Oeste de la sede presidencial. Ha sido escenario de la historia desde que el presidente John F. Kennedy la creó en 1961 tras el desembarco de Bahía de Cochinos, en Cuba. Desde sus dependencias, Barack Obama —junto al entonces vicepresidente, Joe Biden, y la secretaria de Estado, Hillary Clinton, entre otros— siguió la captura y asesinato del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden, en 2011. Ahora, el Gobierno de Joe Biden ha destinado 50 millones de dólares (unos 47 millones de euros al tipo de cambio actual) a modernizar y actualizar el recinto, que en realidad es un complejo de algo más de 500 metros cuadrados con varios despachos, oficinas y salas de reuniones.
La fotografía más popular de esas dependencias es la que muestra a Hillary Clinton llevándose una mano a la boca mientras Obama, Biden y una docena de colaboradores siguen con gesto serio la operación de las fuerzas especiales en Pakistán en la casa en la que se ocultaba Bin Laden. Esa no era la sala principal del complejo, lo que explica que Obama no presidiese la reunión, sino que estuviera sentado a un lado, con vestimenta informal. Por entonces la sala de conferencias principal no tenía la tecnología adecuada para seguir en directo la operación. En la reforma, la habitación de aquella foto ha dejado de existir y su contenido se ha enviado a la biblioteca presidencial de Obama.
La renovación ha dotado al espacio de tecnología más avanzada y mobiliario más moderno. Los trabajos han durado un año. La Casa Blanca ha organizado una visita restringida a la que han acudido un reducido número de medios estadounidenses y ha difundido algunas imágenes. Varios periodistas que han entrado en las salas coinciden en que “huele a coche nuevo”.
Las imágenes que ha facilitado la Casa Blanca de la sala principal, llamada JFK en homenaje a Kennedy, muestran una mesa de reuniones de madera mucho más espaciosa que la anterior, con seis amplios y mullidos asientos de cuero negro a cada lado, aparte del correspondiente al presidente, en la cabecera. Detrás, en segunda fila, hay pegados a la pared una decena de sillones más a cada lado de la sala. Se aprecian grandes pantallas planas. Hay iluminación LED que permite cambiar la intensidad y el color de la luz.
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Hay otras salas de reuniones más pequeñas del mismo estilo y una sala de seguimiento atiborrada de pantallas, en cuyas mesas se sientan agentes y oficiales de diferentes servicios de seguridad, espionaje e inteligencia. Los despachos de cristal transparente se vuelven opacos con solo pulsar un botón. Los trabajadores excavaron metro y medio bajo tierra para tener más espacio e instalar tecnología punta que permitiera a los funcionarios de la Casa Blanca reunir información de inteligencia de distintas agencias con solo pulsar unos botones y con todas las garantías de seguridad.
La última actualización a fondo de la sala de crisis se acometió en 2006, pero parte de los servidores, ordenadores y pantallas, que entonces eran lo último, se habían quedado algo obsoletos. En aquella reforma se mejoraron las comunicaciones con el Air Force One, el avión presidencial, se eliminaron los faxes, se sustituyeron las televisiones antiguas por otras de plasma y también se suprimió una pequeña cocina que daba servicio a los que trabajaban allí. Sigue habiendo muchos teléfonos fijos, ya que por razones de seguridad sigue sin permitirse el uso de móviles.
Dentro de la Casa Blanca, el lugar es conocido como la “whizzer”, derivado del acrónimo del complejo: WHSR, por White House Situation Room.
El presidente Joe Biden hizo una visita guiada el martes en la que cortó la cinta inaugural. Luego recibió una sesión informativa de inteligencia en el recinto, según explicó Marc Gustafson, director de la sala de crisis a los periodistas. “Le encantó, la actualización le pareció fantástica”, dijo Gustafson, en declaraciones recogidas por AP.
Según AP, Gustafson dijo que los visitantes comentaban antes que la sala no reflejaba la gran imaginación de Hollywood sobre el espacio. Y añadió que, en cambio, ahora declaran: “Esto se parece a las películas”.
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