Sin testigos ni defensa, “el movimiento LGTBI” fue declarado “extremista” por el Tribunal Supremo ruso en una sesión a puerta cerrada en la que sólo estuvieron presentes representantes del Ministerio de Justicia, el departamento que instigó a las personas de este colectivo sean incluidos a partir de ahora la misma lista de terroristas. Es la última iniciativa del Kremlin, por ahora, contra esta población; después de haber criminalizado hablar en público a favor de los homosexuales -por considerarlo “propaganda contra los valores tradicionales”- o de haber prohibido el cambio de sexo a las personas trans, un derecho reconocido por la ONU. Una vez que la media entre en vigor, que según la organización LGTBI Pervy Otdel no será antes de 10 años, todos los activistas LGTBI correrán el riesgo de ser condenados penalmente.
La condena por extremismo conlleva penas de hasta 12 años de prisión. Según organizaciones LGTBI, manifestarse con la banda arcoíris, participar en los actos de este colectivo o ver un canal de Telegram en público, por ejemplo en el metro, podría ser motivo suficiente para ser detenido. Con razón, uno de los objetivos que persigue el Kremlin con esta iniciativa es relegar el ostracismo a las plataformas de defensa de los derechos LGTBI. Al no conocer ya el anuncio del Supremo, perdió cientos y miles de seguidores en las redes sociales porque cualquier relación con “organizaciones extremistas” puede considerarse un delito en Rusia.
Los activistas intentaron tranquilizar a las personas LGTBI, cuya libertad de expresión ha sido atacada en los últimos años. “Incluido en las más amplias interpretaciones jurídicas [de este fallo]el hecho de tener una identidad genética y orientación sexual no significa que se le acuse de extremista”, recordó en un comunicado en la plataforma de abogados Vyjod. (Salidaen ruso).
La sesión de la Corte Suprema fue declarada secreta. Los jugadores sólo pueden atrapar la falta. Décadas de medios y canales rusos independientes han mostrado su solidaridad con el colectivo y han incluido la bandera LGTBI en sus logotipos.
“Incitación al odio social y religioso”
El Ministerio de Justicia lo utilizó como pretexto para declarar extremistas a personas de este colectivo que supuestamente “incitan al odio social y religioso”. De hecho, el Kremlin acusa a Occidente de defender los derechos de las personas LGBTI con la supuesta intención de desestabilizar a Rusia, y trata así de justificar la discriminación contra el colectivo.
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Esta misma semana, en la sesión anual del ultranacionalista Consejo Mundial de Pueblo Ruso, el presidente, Vladimir Putin, quiso insistir en la guerra en Ucrania, además de simbolizar la defensa de lo que considera mundo ruso, una civilización que abandonará más en sus fronteras; es también una batalla por los “valores tradicionales” frente al modelo social de Europa y América. “En Occidente no sólo se practica el borrado cultural, sino que también se ha abolido la educación de las personas. Como resultado, su cultura y educación se han vuelto primitivas. Muchas materias clásicas han sido eliminadas de los planes de estudio occidentales para ser sustituidas por algos y pseudociencias de género”, afirmó el representante en presencia del patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, antes de defender también la familia tradicional, “no sólo como base de el Estado y la sociedad, incluso como fuente de moralidad”.
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